“Recomendaremos que te cuides para que puedas cuidar de tu hijo/a. Es fácil perderse en un laberinto de citas médicas, terapias, recomendaciones de expertos, información de internet, y best sellers. Pero, como la más fuerte defensora de tu hijo/a, como la persona que conoce y ama y aprecia a este niño/a, tú eres completamente capaz de decidir lo que es o lo que no es útil. Mantén una dosis saludable de escepticismo y recuerda que éste/a es TU hijo/a.
“Quiero que mi hijo pertenezca y se sienta importante. Yo no puedo controlar el autismo, y no puedo hacer promesas por un futuro que no es mío. Sin embargo, puedo trabajar en esos deseos ahora y asegurar que mi hijo se sienta importante, amado y escuchado cada día. Pero esto no se conseguirá mimándolo o inventando excusas, sino que animándolo a pedir ayuda, a extender sus límites, teniendo incluso más expectativas para aquellas cosas que sé que él puede lograr, y amarlo incondicionalmente, no porque sea un niño con necesidades especiales sino porque es MI HIJO”.