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Peso Pesado

Por Lorena Díaz Puratić

Aunque no me guste la farándula, las redes sociales hacen imposible restarse de las polémicas que suceden a diario. Pero en esta oportunidad, tuve la necesidad de escribir y aportar mis “dos centavos” sobre el bochornoso incidente que tuvo lugar en la ceremonia de entrega de los premios Oscar, cuando el actor Will Smith agredió al comediante Chris Rock por hacer un mal chiste sobre su esposa. Creo que es necesario porque veo una opinión pública dividida, sobre una materia que donde nos debería caber ninguna duda: LA VIOLENCIA ES INACEPTABLE. Punto.

Lo primero que pensé fue que, si de defender a los que amamos se trata, las madres y padres de las personas con autismo seríamos boxeadores peso pesado. Tengo un hijo adulto con autismo, ¿cuántos comentarios insensibles crees que he escuchado durante toda su vida? Miles. Pero nunca he recurrido a la violencia, ni me atrevería a utilizar el gran amor que le tengo para justificar un acto violento. Por el contrario, he tomado cada una de esas oportunidades para educar, porque con miel se atrapan más moscas que con vinagre.

Mi segundo pensamiento fue para los niños y jóvenes. Cuando eres una figura pública debes sopesar cada una de tus acciones y cómo impactarán a las generaciones que se están formando. Ver a un agresor, recibir un premio sin tener ni la más mínima consecuencia por sus actos, es un mensaje que no sentará bien en las salas de clases del mundo. Sí. Del mundo, Porque aunque el hecho haya ocurrido en los Estados Unidos, la popularidad del agresor hizo que diera la vuelta al mundo. ¿Y quiénes pagarán las consecuencias? ¡Bingo! Los ya super exigidos profesores. ¿Cómo le explicas a tu estudiante que la violencia no es el camino?

Mi último pensamiento fue como mamá. En muchas oportunidades, por su condición, por ignorancia o por falta de filtro, ha sido mi hijo quien ha proferido comentarios fuera de lugar, que pueden ser catalogados como “insensibles”. ¿Será que aparte de todos los desafíos que enfrentamos a diario, ahora tendré que temer por su integridad física, si sus palabras ofenden a alguien?

Una de las cosas que he aprendido con los años, los dos años de pandemia a cuesta, y el hecho de estar ad portas de una tercera guerra mundial, es que uno nunca debe tomarse tan en serio como para asumir que todos deben conocer las penurias y desafíos que nos toca enfrentar. Chris Rock no tenía porqué saber que Jada Pinkett sufría de alopecia, o ¿es acaso ella tan importante que su estado de salud debe ser de dominio público?

A pesar de la mala broma, Chris Rock demostró más entereza. No sólo tomó el golpe sin devolverlo, sino que continuó con su trabajo y siguió adelante con el show, como el profesional que es.

Mientras escribo esta columna, la Academia estudia “consecuencias” para el actor. Como educadora, sé que las consecuencias deben venir inmediatamente luego de la conducta inapropiada, de lo contrario no hay aprendizaje. El daño ya está hecho. Sin embargo, en esta ocasión, quizá debamos conformarnos con el viejo adagio: más vale tarde que nunca.

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Dificultades de lenguaje y comunicación en el espectro autista.

Por Lorena Díaz Puratic, M.Ed.can-chat-chatting-362

Las personas del espectro autista que son verbales, se ven enfrentadas a un sinnúmero de problemas, especialmente aquellas que tienen lo que Gillberg denomina un “lenguaje superficialmente perfecto” (como se cita en Attwood, 2008). Esta situación lleva a las personas, incluyendo los profesionales que trabajan con esta población, a pensar que están interactuando con una persona típica, sin comprender la naturaleza superficial del uso del lenguaje. Por lo general,  los niños del espectro autista, se sienten más cómodos con los adultos ya que usualmente son más pacientes que sus pares, especialmente cuando se trata de conversar temas relacionados con sus intereses restringidos. En este mismo sentido, y por su nivel de lenguaje expresivo, a menudo son tratados como adultos, y se les da instrucciones más allá de sus habilidades de compresión y procesamiento de la información.

Como algunas de las personas del espectro autista tienen dificultades para identificar sus sentimientos, algunas veces no  los expresan verbalmente, o si lo hacen,  puede darse el caso que recurran a la ecolalia diferida, que consiste en reproducir alguna expresión que hayan escuchado de alguien con anterioridad, sin tener claridad de lo que realmente significa. Sin embargo, como el contexto puede ser apropiado, muchas de estas expresiones pueden ser malinterpretadas, sobre dimensionadas, sumando otra variable al uso: el refuerzo.  Un ejemplo gráfico de este caso, en niños pequeños, es el uso de las expresiones “voy a matarme” o “voy a matarte”, sin signos de depresión o sin intención real de hacer daño a alguien. A menudo, ellos usan estas expresiones porque probablemente la escucharon en alguna película o en la televisión, en un contexto similar, para expresar rabia, tristeza, o temor. La reacción que estas expresiones provoque en los adultos significativos (padres, maestros, etc.) determinará si éstas permanecen en el tiempo o no. Si con expresiones de este tipo consiguen la atención que por lo general no tienen, es muy probable que las sigan utilizando. En este misma línea, su habilidad para usar la ecolalia en contextos adecuados les permite a muchos pasar inadvertidos, especialmente aquellos que no presentan conductas disruptivas, dejando sus necesidades educativas sin ser atendidas.

Las dificultades en el procesamiento de la información complican la interacción social de las personas del espectro autista. Por ejemplo, una conversación podría terminar prematuramente cuando la persona del EA tarde mucho tiempo en procesar la información que está recibiendo, y formular una respuesta apropiada. Muchas veces, ellos necesitan bloquear un canal sensorial (por ej. contacto visual, estímulo auditivo, etc.) para poder concentrarse en el mensaje. Por lo general, estos aspectos son incomprendidos o ignorados por el interlocutor.

El miedo a perder “el hilo de la conversación” hace casi imposible para la persona del EA, no interrumpir a su interlocutor, y en forma paradójica, no le gusta ser interrumpido. Esto lo hace parecer una persona con pocas habilidades de escucha.

Finalmente, las personas del espectro autista que presentan un trastorno del procesamiento auditivo, pueden tener problemas que les impida oír y decodificar la información recibida a través del lenguaje oral, distorsionando sonidos, palabras o ideas. Por ejemplo, en lugar de “casa”, ellos podrían escuchar “pasa”. Como es obvio suponer, la alteración de sólo una sílaba puede cambiar completamente el sentido de la conversación, impidiendo una comunicación fluida.

Bibliografía

Attwood, Tony (2008). The Complete Guide to Asperger’s Syndrome. Jessica Kingsley Publishers. London.UK.

Baron-Cohen, Simon (2008). Autism and Asperger Syndrome. The Facts. Oxford University Press, Inc. New York.

Grandin, T. (1995). Thinking in pictures and other reports from my life with autism (1st ed.). New York: Doubleday.

Macintosh, Kathleen E., & Dissanayake, Cheryl. (2004). Annotation: The Similarities and Differences between Autistic Disorder and Asperger’s Disorder–A Review of the Empirical Evidence. Journal of Child Psychology and Psychiatry, 45(3), 421-434.

Paul, Rhea, Orlovski, Stephanie Miles, Marcinko, Hillary Chuba, & Volkmar, Fred. (2009). Conversational Behaviors in Youth with High-Functioning ASD and Asperger Syndrome. Journal of Autism and Developmental Disorders, 39(1), 115-125.

Smith, Isaac C., Reichow, Brian, & Volkmar, Fred R. (2015). The Effects of DSM-5 Criteria on Number of Individuals Diagnosed with Autism Spectrum Disorder: A Systematic Review. Journal of Autism and Developmental Disorders, 45(8), 2541-2552.

Thede, Linda L., & Coolidge, Frederick L. (2007). Psychological and Neurobehavioral Comparisons of Children with Asperger’s Disorder versus High-Functioning Autism. Journal of Autism and Developmental Disorders, 37(5), 847-854.

 

Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación, por cualquier medio o procedimiento, sin para ello contar con la autorización previa, expresa y por escrito del autor. Toda forma de utilización no autorizada será perseguida de acuerdo con lo establecido en la ley de derecho de autor.

 

 

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Peso Pesado

por Lorena Díaz Puratić

Aunque no me guste la farándula, las redes sociales hacen imposible restarse de las polémicas que suceden a diario. Pero en esta oportunidad, tuve la necesidad de escribir y aportar mis “dos centavos” sobre el bochornoso incidente que tuvo lugar en la ceremonia de entrega de los premios Oscar, cuando el actor Will Smith agredió al comediante Chris Rock por hacer un mal chiste sobre su esposa. Creo que es necesario porque veo una opinión pública dividida, sobre una materia que donde nos debería caber ninguna duda: LA VIOLENCIA ES INACEPTABLE. Punto.

Lo primero que pensé fue que, si por defender a los que amamos se trata, las madres y padres de las personas con autismo seríamos boxeadores peso pesado. Tengo un hijo adulto con autismo, ¿cuántos comentarios insensibles crees que he escuchado durante toda su vida? Miles. Pero nunca he recurrido a la violencia, ni me atrevería a utilizar el gran amor que le tengo para justificar un acto violento. Por el contrario, he tomado cada una de esas oportunidades para educar, porque con miel se atrapan más moscas que con vinagre.

Mi segundo pensamiento fue para los niños y jóvenes. Cuando eres una figura pública debes sopesar cada una de tus acciones y cómo impactarán a las generaciones que se están formando. Ver a un agresor, recibir un premio sin tener ni la más mínima consecuencia por sus actos, es un mensaje que no sentará bien en las salas de clases del mundo. Sí. Del mundo, Porque aunque el hecho haya ocurrido en los Estados Unidos, la popularidad del agresor hizo que diera la vuelta al mundo. ¿Y quiénes pagarán las consecuencias? ¡Bingo! Los ya super exigidos profesores. ¿Cómo le explicas a tu estudiante que la violencia no es el camino?

Mi último pensamiento fue como mamá. En muchas oportunidades, por su condición, por ignorancia o por falta de filtro, ha sido mi hijo quien ha proferido comentarios fuera de lugar, que pueden ser catalogados como “insensibles”. ¿Será que aparte de todos los desafíos que enfrentamos a diario, ahora tendré que temer por su integridad física, si sus palabras ofenden a alguien?

Una de las cosas que he aprendido con los años, los dos años de pandemia a cuesta, y el hecho de estar ad portas de una tercera guerra mundial, es que uno nunca debe tomarse tan en serio como para asumir que todos deben conocer las penurias y desafíos que nos toca enfrentar. Chris Rock no tenía porqué saber que Jada Pinkett sufría de alopecia, o ¿es acaso ella tan importante que su estado de salud debe ser de dominio público?

A pesar de la mala broma, Chris Rock demostró más entereza. No sólo tomó el golpe sin devolverlo, sino que continuó con su trabajo y siguió adelante con el show, como el profesional que es.

Mientras escribo esta columna, la Academia estudia “consecuencias” para el actor. Como educadora, sé que las consecuencias deben venir inmediatamente luego de la conducta inapropiada, de lo contrario no hay aprendizaje. El daño ya está hecho. Sin embargo, en esta ocasión, quizá debamos conformarnos con el viejo adagio: más vale tarde que nunca.

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Del 2 de Abril, Autismo, Pandemia y Educación

Por Lorena Díaz Puratic

8B1AD208-D0B0-4840-8B00-12FBB45F42FFLa primera vez que leí que el 2 de Abril se celebraba el día internacional de la concienciación sobre el autismo fue hace 12 años. Mi hijo había recibido, recientemente, el diagnóstico formal de un Trastorno del Espectro Autista. Por ese entonces, nació en mí el sueño de lograr que nuestra sociedad chilena también reconociera este día y desde ese minuto comencé a trabajar para que ello sucediera. Mi sueño se cumpliría parcialmente 3 años más tarde, cuando con un grupo de colaboradores, pudimos organizar la primera caminata por el Autismo en Chile. Esa fue la primera de muchas demostraciones públicas para dar a conocer el Autismo en Chile.

A 9 años de esa fecha, mucho ha cambiado y nada ha cambiado: La palabra Autismo dejó de ser un misterio insondable para el público en general y dejó de ser un estigma para las familias. El Síndrome de Asperger fue eliminado de los manuales de diagnóstico, pero a pesar de todo eso, la guerra por conseguir una inclusión real para nuestro colectivo está muy lejos de ser ganada, aunque por cierto hemos logrado algunos avances.

Hoy, en que nos encontramos en el contexto de una pandemia, nuestras vidas suman más incertidumbres que certezas. Madres y padres de estudiantes típicos se sienten abrumados por el aprendizaje remoto. ¿Cómo hemos de sentirnos las madres y padres de estudiantes con necesidades educativas especiales ante la cantidad de tareas y sus niveles de complejidad? Es probable que los Maestros, quienes se encuentran librando sus propias batallas no alcancen a imaginar el nivel estrés que se les está imponiendo a nuestras familias. Hoy por hoy, y en mi caso particular, ni siquiera me atrevo a solicitar a los Profesores de mi hijo las adecuaciones o modificaciones curriculares que el material entregado requiere para que él pueda trabajar independientemente. Con 3,031 personas diagnosticadas y 16 muertos en Chile, ¡existen otras prioridades!

Una de las grandes lecciones que he aprendido con la condición de mi hijo es que debemos aprender a escoger nuestras batallas. La pandemia nos fuerza, como madres y padres,  a reevaluar la validez de nuestras expectativas con respecto de sus aprendizajes. Nuestra primera obligación debe ser lograr que nuestros hijos se sientan tranquilos y contenidos para bajar sus elevados niveles de ansiedad. Cumplir con los plazos y contenidos curriculares hoy, no debería tener relevancia alguna.

Luego de estos años de aprender el oficio de ser madre de una persona con autismo y luego de vivir y continuar viviendo las muchísimas frustraciones con el sistema escolar, he logrado entender que mi única prioridad debe ser el bienestar emocional de mi hijo. Si él no está bien, ningún aprendizaje será posible. Es por eso la importancia de desechar los modelos sociales establecidos para encontrar nuestros propios caminos, manteniendo siempre el bien superior de nuestros hijos como primera opción. No puedo hacer suficiente hincapié en la palabra “caminos”, porque aun cuando nuestros hijos e hijas compartan un mismo diagnóstico, no hay receta única para todos ellos.

De esto se trata el 2 de abril, de celebrar las diferencias, de manifestar a nuestros hijos e hijas el amor y orgullo que sentimos por ellos y sus logros. Y dejarles muy en claro, sobre todo a los que ya son adolescentes o adultos, que no pretendemos cambiar su esencia, ni sobrecargarlos con conocimientos que son poco prácticos o derechamente inútiles. En tiempos difíciles como los que vivimos, lograr que ellos sean independientes en su vida diaria debe ser nuestra PRIORIDAD. Si aprueban o no el año escolar será una anécdota. Al final de del día, lo único que tendrá relevancia, es cuidar de su salud emocional y física.

 

Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación, por cualquier medio o procedimiento, sin para ello contar con la autorización previa, expresa y por escrito del autor. Toda forma de utilización no autorizada será perseguida de acuerdo con lo establecido en la ley de derecho de autor.

 

 

 

 

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Tres métodos de instrucción para una persona con autismo.

por Lorena Díaz Puratic, M. Ed.

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Una de las grandes decisiones que cualquier profesional, padre/madre o cuidador involucrado en el tratamiento de una persona con autismo debe tomar, es decidir qué conductas enseñará y qué métodos de enseñanza usará. Escoger una por encima de otra, o complementarlas, requiere de un gran nivel de conocimiento, y por supuesto, requiere un gran nivel del conocimiento de la persona a la que se espera enseñar.

En este artículo, describiré tres métodos de instrucción que, de acuerdo con la literatura, basada en evidencia, y experiencia personal, son considerados como los más efectivos para enseñar a lenguaje y comunicación a personas diagnosticadas con autismo.

Me referiré a Discrete Trial Instruction (DTI), también conocida como “la buena enseñanza” (Leaf & McEachin, 1999) ya que tiene los componentes esenciales para que cualquier estudiante aprenda una conducta objetivo. Es una intervención de amplio espectro lo cual la hace apropiada para cualquier población, no sólo para las personas con autismo. No tiene límite de edad, escenario especial, y puede adaptarse a las necesidades del estudiante o paciente.

Aunque esta técnica pueda parecer simple para el profesional que no está familiarizado con los principios de Applied Behavior Analysis, ya que sólo tiene cuatro componentes, DTI levanta muchas preguntas que deben ser respondidas antes de comenzar a usarla con una persona en particular: el uso de prompts, si los refuerzos seleccionados están sirviendo como consecuencia, el número de intentos que le daremos a nuestro estudiante, así como durante qué momentos del día o sesión. Igualmente, es importante la definición del escenario de instrucción (instructional setting): aula, colegio, casa o comunidad.

A pesar de la simplicidad de sus principios, esta técnica demanda su uso en combinación con otras estrategias como prompting, modeling, shaping, reinforcement, sólo por nombrar algunas, las cuales son extremadamente desafiantes para el profesional que no está bien versado en el approach.

Es crítico reconocer que aprender y dominar una conducta dada, sólo tomará lugar si estas estrategias y contexto están bien planificadas y son usadas con precisión.

El segundo método que discutiré en este artículo es Functional Communication Training (FCT) o comunicación funcional, que está sujeto al principio  que todos los problemas conductuales (por ej. agresión, autoinferirse heridas, conductas estereotipadas y rabietas) son una forma ineficiente de comunicación de deseos, sentimientos o emociones. Estas conductas son los obstáculos más significativos para la inclusión y ellas interfieren con las actividades básicas de la vida en familia, reduciendo las posibilidades de adquirir habilidades sociales y habilidades para la vida.

Aun cuando padres/madres y profesionales puedan estar de acuerdo en la importancia de abordar estos problemas conductuales, el uso de FCT demanda un approach metodológico que tomará tiempo, debido a los múltiples pasos que involucra: a) evaluar la o las funciones del problema de conducta, b) seleccionar una conducta alternativas que sirva a la misma función que la conducta disruptiva, c) enseñar la conducta alternativa de tal manera que asegure la generalización en todos los ambientes donde la conducta deseada es necesaria. El proceso antes mencionado es llevado a cabo a través de evaluaciones funcionales (functional behavior assessments) donde los profesionales, madres/padres y cuidadores deben trabajar juntos para llegar a las conclusiones adecuadas para el set de necesidades de la persona de interés. Ésta no es una fortaleza de las comunidades educativas, especialmente con familiares o profesionales que no se muestran cooperativos con la intervención, especialmente porque demanda tiempo y los resultados no son instantáneos.

El profesional que aplique este método debe tener claro conocimiento de las funciones de la conducta, el valor de escoger el momento correcto para enseñar, pero sin duda, la mayor ventaja de FCT es, en las palabras de Durand, “en lugar de intentar de enseñar o implementar un programa de conducta formal a una persona o niño, FCT esencialmente permite a la persona o niño a solicitar activamente los refuerzos que habían previamente mantenido la conducta desafiante” (as cited by Prelock & McCauley, 2012).

Finalmente, el tercer método de instrucción es Atención Conjunta (joint attention). Ésta difiere de DTI y FCT, porque a diferencia de ellas, la atención conjunta está pensada para niños más pequeños, siendo la base para las interacciones tempranas que son los pivotes de las habilidades del lenguaje más avanzadas.

Unos de los desafíos más grandes que este método impone, es el cambio del modelo  de intervención tradicional centrada en el adulto. En la atención conjunta, se espera que el profesional estructure un ambiente que provea al niño con el mayor número de oportunidades para que éste se vea en la necesidad de comunicarlas o hacer peticiones. El hecho que sea el adulto quien siga al niño, y no a la inversa, facilitará la comunicación haciéndola más significativa, sirviendo como refuerzo positivo y expandiendo el lenguaje del niño haciendo que éste describa lo que está haciendo o repitiendo lo que él o ella está diciendo.

Atención conjunta también tiene la ventaja de no requerir un lugar especial (aunque se puede necesitar que el profesional manipule el espacio), y no es tan demandante en términos de tiempo necesario para que el niño haga progresos evidentes.

 

 

Bibliografía

Carnahan C. and Williamsom P. (2010): Quality Literacy Instruction for Students with Autism Disorders. AAPC Textbooks. Shawnie Missions. Kansas.

Leaf, R. &  McEachin, J. (1999): “A Work in Progress: Behavior Management Strategies and a Curriculum for Intensive Behavioral Treatment of Autism”. DRL Books. New York. NY. 

Paparella, T. , Stickles Goods,  K. Freeman, S. , Kasari, C. (2011). “The emergence of nonverbal joint attention and requesting skills in young children with autism”. Journal of Communication Disorders. Retrieved from: https://doi.org/10.1016/j.jcomdis.2011.08.002

Prelock P. & McCauley R. (2012): “Treatment of Autism Spectrum Disorders”. Paul H.                                                                       Brookes Publishing. Baltimore. Maryland.

 

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Por qué ya no celebro el día internacional del Síndrome de Asperger

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Por Lorena Díaz Puratic, M.Ed.

Un principio fundamental que debiera gobernar a todo profesional o toda persona que está en busca de conocimiento, es la toma de conciencia en cuanto a que todo saber adquirido es momentáneo. Y lo que pudo haber sido una verdad irrefutable en algún momento dado, cinco años más tarde, puede no serlo. Éste fue un principio que se vio reforzado en mi cuando hace ya más de una década, inicié mi viaje en el estudio de las condiciones del espectro autista.  Aunque sin duda, en aquellos años, mi interés estaba centrado en el Síndrome de Asperger.

A muy poco andar, me dí cuenta que en lugar de estar observando dos condiciones diferentes;  el Autismo y el Síndrome de Asperger, en realidad estaba observando una única condición que se presentaba con características tan variadas como personas existen, aunque por cierto, con algunos denominadores comunes. Estaba convencida que debíamos dejar de centrarnos en etiquetas que podían variar con el paso del tiempo. Corría el año 2012,  y se dio a conocer que los especialistas estaban considerando remover al Síndrome de Asperger como diagnóstico del DSM-V, y que sería cuestión de tiempo que el CIE, se alineara bajo los mismos criterios. Ese minuto llegó hace un año. El Asperger ya no existe.

Personalmente, me hizo mucho sentido terminar con el divorcio entre el asperger y el autismo para unirlos bajo un sólo concepto: condiciones del espectro autista.  No sólo por lo difícil que resultaba establecer los límites entre uno y el otro, sino no por el impacto que provocaba en las familias. Aun cuando para todos es difícil aceptar que su hijo o hija no se desarrolla de la forma típica, era mucho más fácil reconciliarse con un diagnóstico de asperger porque su prognosis era bastante más positiva, negándonos a la idea que quizá nuestro hijo o hija requeriría muchísimo más apoyo,  y algunos quizá a lo largo de toda su vida. Lo experimenté en carne propia.

A través de las múltiples actividades de concienciación en que participé a lo largo de Chile, comencé a percibir que muchos estaban más centrados en la discusión asperger versus autismo, que en maximizar el potencial e inclusión de los estudiantes con necesidades educativas especiales a la educación general. Todo lo anterior, no hacía sino dividir a un colectivo que debió haber estado siempre unido.

Durante el año pasado tuve la oportunidad de leer, en medio de constantes taquicardias por su contenido,  “Los niños de Asperger. Los orígenes del Autismo en la Viena Nazi” de Edith Scheffer (2018). Esta publicación, una acabada investigación respaldada por la comunidad científica, vincula a Hans Asperger con la recargada agenda nazi de experimentos, higiene racial y eutanasia. Gracias a esto,  pude entender que la idealización extrema de un profesional es algo que debemos evitar a toda costa, y puede llevarnos a desilusiones insospechadas.

En los años que trabajé por la visibilidad del colectivo,  y casi intuitivamente, siempre enfoqué mis esfuerzos en el 2 de Abril, como la fecha en que debería convocarnos a todos.  Creo que ya es tiempo que dejemos ir este apellido y al 18 de Febrero. Si bien en algún momento sirvió para visibilizar, hoy, la conexión de Hans Asperger con violaciones a los derechos humanos, debería al menos, crear un conflicto de conciencia a la hora de definir la identidad de un conglomerado.

 

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Cómo evitar las confrontaciones con los padres en el proceso de inclusión educativa.

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Por Lorena Díaz Puratic, M. Ed.

Como educadora y madre de un estudiante con necesidades educativas especiales, me he visto enfrentada a diferentes tipos de liderazgos en las comunidades educativas. A partir de estas experiencias, he podido elaborar una breve lista de situaciones que como educadores, debemos cuidar para evitar confrontaciones que en nada ayudan a lo que todos queremos: el progreso de nuestros estudiantes e hijos.

Ofrezco una disculpa por referirme en esta nota mayormente a las madres, ya que históricamente son ellas las que asumen la tarea de coordinar con el colegio y las estadísticas así lo avalan.

Respeta la privacidad de tus estudiantes y sus familias. 

Una de mis primeras experiencias entrevistándome con el Director de un colegio, fue cuando me abordó delante de toda la comunidad educativa (profesores, estudiantes, apoderados) para preguntarme si era verdad que mi hijo “tenía una enfermedad cerebral”. Si bien el incidente no resiste análisis, también nos da a los profesores un espacio para la reflexión acerca de nuestras prácticas. Es muy frecuente que hablemos de la situación académica o disciplinaria de nuestros estudiantes, pero siempre debemos estar pendientes de que ninguno de nuestros alumnos, y en especial el alumno en cuestión, pueda estar escuchando.

Valora la experiencia y el tiempo que los padres han invertido en educarse 

La colaboración entre los profesores y padres es prioridad en el proceso de inclusión educativa. Para conseguir este objetivo,  es absolutamente necesario que veamos a los padres como socios. Ellos poseen información valiosa que nos pueden ayudar a tener una mejor llegada con nuestro estudiante, y eventualmente a utilizar las metodologías adecuadas a su estilo de aprendizaje. A no ser que el padre o madre te pida expresamente que le contestes algunas dudas sobre el diagnóstico de su hijo/a, evita darles una charla de lo que probablemente saben mejor que tú.

Preocúpate de darle una solución real al problema que la aqueja.

Cuando una madre pide una entrevista contigo, es porque realmente necesita de tu ayuda. Ninguna madre va al colegio por exceso de tiempo. Esto es especialmente real en estudiantes proclives a trastornos del ánimo, como los estudiantes del Espectro Autista. Es excelente que tengas buenas habilidades de escucha, pero para evitar que esa madre siga en el colegio cada semana, y que el problema vaya escalando en el tiempo,  trata de solucionar lo que te plantea. De no poder hacerlo, comunícaselo oportunamente para que pueda saber a qué atenerse y tomar las medidas necesarias.

Nunca hables de temas que escapen a tu competencia profesional.

Otras de mis experiencias con un docente directivo ha sido que planteándole un problema puntual  que mi hijo experimentaba en su establecimiento, haya intentado desviar la atención hacia lo que ella consideraba eran las “verdaderas razones” del problema, llegando al punto de cuestionar  el diagnóstico del profesional tratante y a sugerir otro diagnóstico. Ésto deja en evidencia un comportamiento poco ético e irrespetuoso de la inteligencia de las personas (profesionales o no).

Nunca te refieras a otros estudiantes. 

Cuando un padre o madre pide tu apoyo, escúchalo con atención. Nunca lo interrumpas para contarle la historia de otros estudiantes que aunque puedan tener el mismo diagnóstico de su hijo o hija, no es igual a él o ella. Como decimos en el terreno del Autismo, “cuando conoces a una persona con autismo, conoces a una persona con autismo”, no a todas.

Nunca le preguntes a una madre por su salud mental.

Muchas veces los problemas parten en las bases y escalan a los directivos. Cuando esto ocurra, debe evitarse comentarios y preguntas paternalistas como: “Dios no le da problemas a quienes no pueda superarlos” o “¿qué está haciendo por Ud.? Aunque la preocupación sea genuina, ella no lo tomará así.  Como es de suponer, si hubiera una preocupación real por su  estado de salud, el problema con su hijo o hija habría sido solucionado y ella no estaría ahí. Y por supuesto, tendría el tiempo para  “hacer cosas por ella”.

En este mismo tema, es necesario que todos los actores involucrados en un proceso de inclusión estén informados y al día de la situación del estudiante. Sin duda, ésto que parece un principio tan básico, es lo que lo que falla más frecuentemente y origina la mayoría de los conflictos entre padres y profesores en materias de inclusión.

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Profesionales v/s Padres: Obstáculos para la Colaboración Efectiva

Por Lorena Díaz Puratic, M. Ed.

 

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La investigación señala que el mejoramiento de los resultados de los estudiantes es uno de los mayores beneficios del trabajo en equipo de familias y profesionales de la educación/salud. De la misma manera, la literatura y la experiencia personal apunta a la falta de colaboración, coordinación e información entre las partes (familias y profesionales), como uno de los mayores obstáculos para una colaboración efectiva. Si bien, estos principios son de absoluta relevancia en la discusión de todo proceso educativo, su importancia se ve elevada exponencialmente cuando los educandos pertenecen a poblaciones excepcionales.

La percepción de los padres es la de recibir servicios (los que se declaran afortunados de recibirlos) en forma fragmentada, y manifiestan tener que “contar la historia” una y otra vez, a múltiples profesionales en múltiples ocasiones. Esto levanta la necesidad de los profesionales de mejorar sus habilidades de trabajar en equipo, compartir información acerca de sus estudiantes, pacientes o clientes, tomando las medidas respectivas para salvaguardar la confidencialidad de sus datos. El sentimiento de los padres es que a los profesionales no les interesa demasiado la situación que su hijo o hija atraviesa, reduce su motivación para colaborar, lo que comprende una disminución de oportunidades que los estudiantes con necesidades educativas especiales tienen para superar obstáculos en el proceso de aprendizaje y alcanzar los sentimientos de satisfacción que con él viene.

En este sentido, cuando se les pide a los padres o familia, que se involucren en las actividades del colegio, pero sin brindarle una definición específica de lo que significa “involucrarse”, los padres, al igual que los hijos, a menudo no participarán en nada, minimizando cualquier posibilidad de aprendizaje significativo para sus hijos. La participación de la familia en el colegio alcanzará su máximo potencial, sólo cuando los profesionales provean a los padres de expectativas claras para el trabajo en la sala de clases, tópicos a tratar, cambios en la rutina de los estudiantes, e información de las metodologías que están siendo aplicadas, de manera que el estudiante tenga reglas consistentes para seguir en casa y en el colegio.

Un aspecto importantísimo de esta colaboración entre la familia y los profesionales, está dado la comunicación oportuna y recíproca entre las partes (Turnbull, et.al., 2015). Lo último se alinea con otro principio fundamental de la colaboración efectiva: respetar la experiencia de los padres. Como educadores, debemos dar a los padres las herramientas necesarias y animarlos a hacer ejercicio de su derecho a participar en la educación de sus hijos, y ser colaboradores valorados por la comunidad educativa en el proceso.

La comunicación oportuna entre familia y los profesionales es también esencial cuando se trata de asignación de deberes escolares o tareas. Estas últimas, pueden ser una estrategia importante para alcanzar el objetivo del involucramiento de la familia, especialmente para los estudiantes con algún tipo de discapacidad. Sin embargo, cuando una tarea es asignada sin ningún tipo de directriz en cuanto a metodología de trabajo para estudiantes y padres, las posibilidades de que una tarea sea completada con éxito declinarán, junto con la motivación de los estudiantes y padres. En este mismo sentido, cuando la calificación es sobre valorada y se torna más importante que el feedback, los objetivos principales de la tarea no serán alcanzados.

En modo general, las prácticas educativas en Chile fallan en todos los parámetros previamente discutidos. El involucramiento de los padres no es animado, sino que muchas veces también es no deseado. Los profesionales en los colegios raramente colaboran, algunas veces por opción personal, otras por exceso de trabajo. Los administrativos hacen poco o nada para promover la colaboración. La relación educador-familia está obstaculizada por las percepciones de los padres de que a los profesionales no les interesa realmente el progreso del estudiante, ni la igualdad de oportunidades a la que tiene derecho a pesar de las dificultades que pueda presentar.  A su vez, los profesores sienten que no han sido entrenados para servir estudiantes con discapacidad, a sus padres, o a sus colegas de otras áreas. Esto crea la imagen de un profesional que está dispuesto sólo a trabajar con niños/estudiantes, pero no con otros adultos.

 

Bibliografía

Turnbull A., Turnbull H. R., Erwin, E., Soodak, L, &. Shrogren, K. (2015)

Families, Professionals, and Exceptionality: Positive Outcomes Through Partnerships and Trust. 7th. Edition. Pearson Education, Inc. Upper Saddle River. NJ.

Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación, por cualquier medio o procedimiento, sin para ello contar con la autorización previa, expresa y por escrito del autor. Toda forma de utilización no autorizada será perseguida con lo establecido en la ley de derecho de autor.

 

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Ética de la Colaboración Profesional en el contexto educativo.

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por Lorena Diaz Puratic, M.Ed.

Los profesionales que trabajan con personas del espectro autista están enfrentados a muchos asuntos éticos de manera cotidiana, ya que tienen que relacionarse con colegas, administrativos, y por supuesto, las familias. Por tanto, es absolutamente necesario que trabajen en colaboración con todos los actores involucrados en el proceso, manteniendo en vista el bien superior de los educandos.

Pero trabajar en Colaboración no es fácil.  Los profesionales tienen diferente formación, código moral y ético. Desafortunadamente, las universidades chilenas, especialmente las dedicadas a las pedagogías, han fallado en instalar dentro de su malla curricular un Código Ético, que los futuros profesores puedan aprender e internalizar en el transcurso de sus estudios de pregrado. En países como Estados Unidos, el código ético de cada profesional es enriquecido cuando trabaja colaborativamente con profesionales de otras disciplinas, que por supuesto manejan sus propios códigos. Sin embargo, la literatura muestra que la mayoría de los profesionales de Educación Especial por nombrar alguna disciplina, no están conscientes de este código. Pero sin importar las circunstancias o formación, los profesionales necesitan construir relaciones colaborativamente, diseñando un set de reglas que les hará más fácil alcanzar los objetivos que se han propuesto para sí mismo y para sus estudiantes.

Bajo estos principios, tenemos que estar conscientes que una Ética de colaboración nos ayudará regularmente, ya que aun cuando trabajemos con estudiante uno a uno, necesitaremos del feedback y la colaboración de nuestros colegas y sus padres para mantener los objetivos alineados y llevar a cabo una intervención exitosa. Participamos cotidianamente de reuniones de PIE (Proyecto de Integración Escolar), compartimos nuestra clase con otro profesor (co-teaching), nuestros estudiantes trabajan en casa con sus padres (home-based interventions), pero no hemos podido avanzar en el desarrollo de Comunidades de Aprendizaje Profesional (PLC) con equipos multidisciplinarios, donde llevemos a cabo un constante proceso de recolección de información sobre las habilidades y desafíos de nuestros estudiantes, evaluación, y por supuesto auto-evaluación. Estas reuniones no estarán libre de conflictos, no sólo en términos profesionales, pero también en términos de habilidades sociales y de comunicación. Necesitamos estar preparados para identificar las características que hacen a los equipos más efectivos, y específicamente a ser un team player efectivo.

Antes de unirnos a un equipo de trabajo, tenemos que preguntarnos y asegurarnos cuál es nuestra escala valórica. Nuestros valores tienen que ser sólidos. Trabajar en colaboración supondrá muchos dilemas éticos que pondrán estos valores a prueba. No podemos dejarlos de lado para ayudar a un colega con el que nos une una amistad, para cubrir sus acciones o irresponsabilidades, y ni siquiera con la mejor intención de ayudar a una familia, adulterando un documento oficial, sólo por nombrar algunos ejemplos. De manera que antes de que nuestro trabajo colaborativo comience, debemos asegurarnos que tenemos estos estándares éticos básicos, que son comunes a todos los profesionales que están involucrados en la vida de una persona con Autismo.

Dentro de estos códigos de ética, por lo general encontraremos artículos como:

  • Alto nivel de competencia e integridad en la relación profesional, formando un vínculo colaborativo y de confianza.  Ser un trabajador responsable habla por sí mismo, y las personas confiarán en Usted más por sus hechos que por sus palabras.
  1. Mejore continuamente sus conocimientos y habilidades. Cada profesional tiene el deber con su profesión y estudiantes/pacientes, de mantenerse al día y mejorar sus habilidades.
  2. Responsabilidades de Abogacía. Los profesionales, especialmente los profesores, no pueden olvidar que su primera responsabilidad es con sus estudiantes. Tienen que superar los temores a perder el trabajo, o pasar tiempo para abogar por sus estudiantes. Friedler & Van Varen (2009), hicieron un estudio comparativo entre administrativos y profesores, estableciendo que los primeros eran más activos que los últimos cuando la abogacía (advocacy) era necesaria.  No disculpe o participe en actos que vayan contra la ética profesional o actos ilegales.
  3. Trabajar colaborativamente. Para trabajar en colaboración necesitamos desarrollar habilidades sociales que nos permitan ser un equipo que resuelva problemas, enfocado en objetivos más que en los conflictos.

Para poder lograrlo, necesitamos tener claro los siguientes conceptos:

Delineación de roles: Un rol en la escuela, como por ejemplo, Orientador, Profesor(a)de aula general, Fonoaudiólogo(a), Profesor(a) Diferencial, no determina el rol situacional en un trabajo colaborativo.

Paridad de Roles. Cada persona que trabaje en un equipo necesita saber que su contribución es importante. Y esto es válido no sólo cuando estamos colaborando con colegas, sino que también cuando los colaboradores son los Padres.

Expectativa de Roles: Cada miembro de un equipo debe tener sus responsabilidades claramente descritas, y cada miembro del equipo debería estar consciente de esas responsabilidades para evitar malos entendidos. Esto es importante cuando sostenemos reuniones: cada tarea debe tener un responsable.

 

Trabajar colaborativamente con estándares éticos toma tiempo y preparación. Sin embargo, los resultados muestran que el esfuerzo vale la pena, no sólo en el rendimiento de los estudiantes, sino en la mejora cualitativa del ambiente laboral.

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Bibliografía:

BACB (2017): Professional and Ethical compliance code for Behavior Analysts.

CEC, ( 2011): Ethical Principles and Practice Standards for Special Educators.

Dettmer, P., Knackendoffel, A., Thurston, L.  (2014): Collaboration, Consultation,                                                                                                             andTeamwork for Students with  Special Needs